Downhill: una forma extrema de hacer deporte

Por: Mónica Yánez

Una montaña puede causar varias sorpresas para un ciclista, consigue atravesar un sin número de obstáculos, pero el amor que siente por su bicicleta será más fuerte que cualquier adversidad.

El Downhill, es un deporte extremo, lleno de adrenalina para quienes lo practican, para los que lo introdujeron a ser una parte principal de su vidas, para esas personas que decidieron dedicar un tiempo enorme a ser downhillero de elite, para esos seres que ocupan su tiempo libre en experimentar un deporte sano y distraer su mente.

Un downhillero debe estar preparado para todo tipo de pruebas, desde las más fáciles, como introducirse en una montaña, a las más difíciles, que implican todo tipo de saltos con los diferentes obstáculos que se harán presentes en el recorrido.

Son muy pocas las personas que se dedican a esta actividad, en comparación con los otros tipos de deporte. Lo que llama la atención de este fabuloso y sorprendente  entretenimiento para las personas que lo practican es que sus competencias se realizan en un camino lleno de bajadas, con saltos y obstáculos naturales como artificiales. Las bicicletas llevan suspensiones delantera y trasera, con amortiguadores, además contienen aceite hidráulico, frenos de disco, sus neumáticos son de mayor anchura y protectores de guía de cadena. El equipo de protección es muy similar al de motocross, ya que cuenta con un casco cerrado, coderas, antebrazos, rodilleras y guantes. Es la modalidad más extrema en el deporte del ciclismo.

La Universidad Técnica de Cotopaxi (UTC) cuenta con un sin número de jóvenes que se dedican a realizar diversas actividades deportivas, así nos encontramos con un estudiante de tercer nivel, en la carrera de Ingeniería industrial, que a más de sus estudios ocupa su tiempo en una actividad provechosa.

Con una expresión de asombro y a la vez lleno de curiosidad, Santiago Madrid cuenta su experiencia con este deporte. Para hablar de él se transporta con facilidad a recordar toda la pasión que siente al estar con su bicicleta y su casco. Recuerda una gran montaña, siente una brisa suave que recorre su cuerpo, es lo que le sucede cuando está en una competencia. Narra sus experiencias como si fueran la parte esencial de su vida misma, así como esencial es el agua y el aire para la vida.

Este joven downhillero, de 19 años, confiesa que este fabuloso deporte llegó a gustarle mucho en sus dos años de práctica. La base principal que se requiere es la experiencia, las habilidades y las destrezas que se pueden desempeñar en la pista; a más de esto se necesita una técnica y, lo primordial: concentración.

“Es un deporte de relajamiento, porque eso produce el salir al mundo exterior”, manifiesta Santiago. “Al hacer contacto con la montaña se encuentra un paisaje indefinible, a diferencia de la ciudad”. Los reconocimientos que ha recibido en sus dos años de trabajo son el fruto de la labor que realiza en su tiempo libre, lleno de satisfacción y orgullo de sí mismo. Tiene más de 20 trofeos, 60 medallas y varias placas significativas, esas son la prueba del sudor, cansancio, relajación, distracción y adrenalina que produce el ciclismo de montaña para quienes se apasionan de verdad practicándolo.

Los magníficos recorridos en las diferentes montañas del país han hecho que Santiago disfrute de este deporte. Ha estado en Chimborazo, Imbabura, Tungurahua, Guayas y la más recurrida por los corredores: Pichincha, en la cual se desarrolla la copa urbana; y el nacional del downhill, en Cuenca.

Este deporte lo pueden desempeñar todas las personas de diferentes edades, hombres o mujeres que deseen distraer su mente y, sobre todo, ocupar su tiempo libre en algo productivo. El downhill es un deporte extremo y lleno de adrenalina.