EN MEJÍA, LAS FUENTES DE AGUA ESTÁN EN RIESGO


POR: MAYRA TOAPANTA

La parroquia El Chaupi, perteneciente al cantón  Mejía, zona reconocida por la gran cantidad de fuentes de agua que poseen sus  páramos, con el transcurso de los años ha ido reduciendo el recurso hídrico. Una muestra evidente es el bajo nivel del caudal en los dos ríos principales provenientes de los ojos de agua.

De acuerdo a la Constitución de la República, esta zona fue declarada como “Reserva Ecológica Los Ilinizas”, para garantizar la conservación  de áreas  que se encuentren en los  3.600 y 3.700 metros sobre el nivel del mar. Así lo confirma Luis Moncayo, guarda parque delegado del Ministerio del Ambiente y responsable del lugar: “uno de los principales problemas en la parroquia es la actividad agrícola y ganadera aplicada en los páramos, y la dificultad se da especialmente en las propiedades que siendo privadas quieren expandir la frontera agrícola y ganadera”.

El pumamaqui, quijuar, sunfo, romerillos, esponjas y polilepus  forman parte de la flora nativa de los páramos del sector, que al convertirse en zona agrícola o ganadera,  entran a formar parte de las especies endémicas.
El trabajo conjunto de autoridades, junta de agua potable, presidentes barriales y moradores ha contribuido en la reforestación  anual de plantas nativas, como el polilepus, conocido también como árbol de papel, así como el puma maqui. Según Nelson Quintana, presidente del gobierno parroquial, “hemos reforestado estos lugares, pero no ha sido suficiente, motivo por el cual el Gobierno Parroquial, en convenio con el Ministerio del Ambiente, está en proceso de realización de un proyecto de reforestación de 300 hectáreas, para combatir este problema de escasez  y garantizar a la población un buen servicio de agua”.

Los incendios forestales también son motivos para el déficit de agua; la paja y el musgo actúan como una esponja, por lo que al instante en que se produce la lluvia el agua filtra y se forman pozos de agua, pero con los incendios provocados no se realiza el debido proceso. Maribel Yánez manifiesta: “hace un año provocaron un incendio de 50 hectáreas; la tierra se resecó, la vegetación murió y por lo tanto el caudal del agua disminuyó notablemente”, convirtiendo al páramo en infértil.

Si la actividad agrícola y ganadera en los páramos continúa, atraería nuevos problemas, como es el caso de la situación climática: lluvias menos frecuentes y por tanto  las plantas y animales nativos se extinguirían, pues no podrán subsistir; mayor probabilidad de incendios por el desconocimiento de la gente en técnicas para trabajar la tierra. Sin embargo, la concientización mediante la reforestación constante de plantas nativas por parte de los moradores; y en el caso de los dueños de propiedad privada, la aplicación de un turismo sustentable mediante proceso adecuados, es una alterna para hacer uso de aquellos páramos; con el fin de proteger el ecosistema y el bienestar social.

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