Ciencia y tecnología



La tecnología avanza, pero no alcanza
 
Por: Thalía Travez

 
Son tres hermanos: Anahí, Karen y Steven, huérfanos de padre, con rostros tiernos pero reflejando tristeza en su mirada. De tez morena, con camisa roja, pantalones jeans remendados, zapatos negros; en su mano izquierda un libro de historia y en la derecha un lápiz, moviéndolo ligeramente.

Esta es su historia. Desde sus 11 años viven en la ciudad de Latacunga, donde la tecnología es fácil de alcanzar pero difícil de adquirir. En su hogar, ubicado en un pueblito llamado Palopo, con calles empedradas, donde no existe adoquinado, con poco alumbrado público, en una casa pequeña pero acogedora, no tienen computadora, pero aún conservan una máquina de escribir.

 
En este pueblo existen varias necesidades, entre ellas el acceso a la tecnología, pues hoy en día se ha convertido en lo más importante y rápido en el ámbito de estudios. “Este servicio básico no llega hasta Palopo, y para poder adquirirlo hay que trasladarse a la ciudad”, dice Steven. También cuenta que estudia en la escuela Isidro Ayora, donde las computadoras son pocas y tienen que sentarse en parejas para que puedan recibir la clase.

“Varias son las veces en las que me desvelo por terminar mis tareas, por falta de internet he tenido que movilizarme hasta la ciudad. Acudo a las bibliotecas para buscar mis tareas en libros y  así poder terminar mis consultas y presentar mis trabajos a mano.

“A pesar que el internet llega a todas las ciudades, mi pueblo es uno de los que se encuentra en la ciudad de Latacunga y no tiene acceso al Internet”.

La tecnología avanza… pero no alcanza.

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