Miradas en Acción



Aliados de la basura

Por María Ortiz





Blanca, un nombre protegido, comenta que el día comienza y el trabajo más oloroso del mundo espera. Su jornada comienza desde las 06H00, cuando envía a sus tres hijos a la escuela, luego, junto a su esposo, comienza a recoger cartones en los diferentes eco tachos de la ciudad, para venderlos en las recicladoras. En la tarde se traslada al relleno sanitario de Ambato, que se encuentra en la vía a Píllaro, para recoger basura que se pueda vender. Comenta que existen algunas anécdotas que ocurren a diario, se encuentra de todo un poco, desde pequeños insectos hasta animales domésticos muertos.
 Trabajar a sol y sombra, en algunas ocasiones tiene sus recompensas, ha encontrado algunas cosas como: dinero, ropa usada, zapatos, incluso electrodomésticos, que con una manita de gato pasan de nuevo a tener vida útil en su hogar. El recoger la basura es un trabajo muy cansado, porque a veces no existe nada servible y porque no pagan lo justo.
“Ser un pepenador (persona que trabaja clasificando basura) es un trabajo sacrificado, por las consecuencias que esto conlleva, las enfermedades de la piel. pulmonares e incluso estomacales son el pan de todos los días. El ver la realidad de toda la basura me produce nauseas, por todos los alimentos que llegan totalmente descompuestos y cuando se alimenta uno es todo un reto, porque se imagina lo visto y no puede llevarse nada a la boca.
“Somos varias personas que ganamos dinero al escarbar la basura en los grandes rellenos sanitarios del país, para encontrar dentro de ellos el sustento de vida para nuestras familias. Existen varias personas que poco a poco van dejando de lado este trabajo, por la gran presión que esto conlleva, los olores son inexplicables, debemos soportar incluso el olor a las aguas servidas del camal de la ciudad, que pasan cerca, y los ratones corriendo por nuestros pies”.
En una camioneta vieja lleva todo lo que servirá para vender, son las 18H00 y las recicladoras esperan por materia prima, el plástico lo vende a 20 centavos el kilo, al mismo precio vende el hierro y el cartón. “Nuestra ganancia diaria es de 30 dólares, y con eso compramos pan, arroz y huevos, que sirven para las tres comidas de nuestro hijos, en ocasiones nosotros no comemos porque el día está bajo y solo podemos servirnos agua azucarada, si tenemos suerte.
“Mi madre me enseñó desde muy pequeña este oficio, que me ha permitido sacar adelante a mi familia y construir una pequeña casita y un carro, que es de mucha ayuda para trabajar. Todos los días trabajo, incluso los domingos, que son días de descanso”.
Cada día es diferente, porque el buscar basura debe ser rápido, en la noche queman la basura y luego pasan capas de tierra y, a veces, el trabajo ha sido en vano.
La irresponsabilidad de algunos vehículos que contienen basura de hospitales es terrible, según explica, pues botan cosas que están contaminadas y produce enfermedades muy fuertes .
“Llevo cerca de 20 años trabajando en este oficio, incluso cuando estaba embarazada tenía que trabajar, pero gracias a Dios no tengo problemas de salud. Mis angelitos, que son mi razón de vivir, en vacaciones (Luis 10, Fernando 7 y Matilde 5 años) me ayudan a trabajar y ganamos un poquito más. Ellos miran la realidad y siempre les recuerdo que deben estudiar y tener una profesión, para que no sufran como nosotros.
“Soy una mujer que no tengo profesión, mi edad es avanzada, por lo que no conseguiría trabajo y dejaría sin apoyo económico a mi familia”.
Esta profesión podría terminarse, por el proyecto que el Municipio de Ambato quiere impulsar, es decir, crear un lugar para reciclar la basura, lo cual dejaría a varias personas sin trabajo. Como Blanca, algunas familias que viven de esto.


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