LA UTC, LA CASA DE TODOS
Por:
Estefanía Caizaluisa
Empieza
el día y como siempre la rutina nos aguarda, una nueva jornada, una nueva meta,
un deseo latente de superación, que se resume en la cotidianidad de un
estudiante universitario. Empieza el recorrido al salir de casa y, en este
simple punto, inicia un contraste de realidades diferentes, donde el solo hecho
de poseer una vivienda propia o de pago mensual por arriendo, permite
identificar que la UTC es rica en diversidades de toda índole, social,
económica, y por supuesto ideológica.
Recabar
historias y diferentes realidades nos permite entender que la vida puede
llevarnos por diferentes rumbos y que en solo un instante un simple suceso nos
puede marcar para siempre. En esta ocasión, la Comunicación Social me permite
experimentar lo mencionado, son siete niveles que forman parte de mi vida
universitaria dentro de la UTC, y a lo largo de este tiempo he podido disfrutar
de vivencias únicas a nivel personal y educativo. Pero este relato tiene sus
propios protagonistas, con quienes intercambié ideas y experiencias, que se
verán plasmadas en esta crónica.
El
paso acelerado, un agitada respiración y el rebote de la mochila en su espalda,
hacen parte de la rutina diaria de Miriam, al trasladarse hacia la universidad,
cursa actualmente el octavo nivel de la carrera de Educación Parvularia, y es
oriunda del cantón Mejía, provincia de Pichincha. Viaja de lunes a sábado hacia
la ciudad de Latacunga y menciona que el gasto económico es el factor más
predominante en su vida estudiantil. Trasladarse desde su sector de residencia
hacia la universidad tiene un costo aproximado de cuatro dólares por día, “es
el esfuerzo de mis padres, quienes en ocasiones no se alcanzan, ya que somos
tres hijos, y también tienen que cubrir los gastos de mis hermanos”, menciona Miriam.
Sin embargo, esta joven siente la satisfacción de estudiar la carrera de su agrado
y, sobre todo, agradece al Alma Mater por brindarle esta oportunidad, a la vez
que en sus palabras se puede notar el descontento con lo que sucede actualmente
con la institución. “Considero que la calificación que el CEAACES nos otorgó,
no es para nada justa, porque en el tiempo que llevo estudiando aquí he visto cómo
nuestra universidad ha mejorado en todo sentido, hasta puedo decir que en menos
tiempo, en comparación de otras universidades que tienen más años de
funcionamiento y se encuentran igual a
la UTC”
Tomar
un transporte de servicio público es en muchos casos la alternativa de movilidad
por la que muchos universitarios optan para dirigirse hacia la “u”, aquel lugar
que en sus instalaciones encierra los sueños profesionales de sus estudiantes, con
el anhelo de verlos cumplidos en cuatro, cinco o seis años, dependiendo de las
expectativas académicas y la especialidad elegida.
La
incertidumbre por no saber qué pasará con el futuro de sus estudios se refleja
en la mirada de Héctor, estudiante de séptimo ciclo de la carrera de Diseño Gráfico,
quien expresa que la idea de un cierre repentino de la universidad que lo
acogió durante algunos años ya, no le agrada. Viaja todos los días desde Quito,
y coincide con muchos otros estudiantes que atraviesan su misma situación: “el
esfuerzo que yo hago, y por supuesto mis padres, es grande, por lo que hago el
llamado a las autoridades que tomaron
esta decisión, a poner más cartas en el asunto, mas no a la ligera o por
simples intereses políticos. Que entiendan que detrás de cada estudiante hay
una realidad”, señala Héctor.
¿Salache? Y
¿Dónde queda eso?, son las interrogantes más recurrentes al referirse a
uno de los campus que posee la UTC. A los estudiantes que acuden a diario allí,
ya no les resulta desconocido, y la lejanía por su ubicación les resulta tan
subjetiva, que lo único que importa es la vocación y el gusto por las carreras que
cursan. Tal es el caso de Francis, estudiante de séptimo ciclo de la carrera de
Medicina Veterinaria y Zootecnia, quien actualmente reside en Latacunga pero
originariamente es de Ambato, provincia de Tungurahua. Él tuvo que optar por
esta alternativa debido a factores económicos, la optimización de su tiempo y
el mejor aprovechamiento de sus actividades académicas, que son su prioridad,
muestra de aquello es que Francis tuvo la oportunidad de viajar como voluntario
hacia Manabí, una de la provincias más afectadas por el terremoto suscitado el
pasado 16 de abril, en representación de la UTC y, por supuesto, de su carrera,
por la que siente mucho apego y le ha permitido llevarse una grata experiencia,
de ayuda y solidaridad mediante la aplicación de sus conocimientos en la zona
del desastre. La diversidad de pensamiento y la libre expresión es importante
dentro de la formación que brinda el Alma Mater, y esto se puede evidenciar en
lo críticos que pueden llegar a ser sus estudiantes, por lo que Francis expresa
su parecer frente a la actual situación de la UTC: “Causa un poco de intriga e
incertidumbre, ya que la acreditación tenía una vigencia de cinco años; es
decir hasta el 2018, hay rumores de que cambiaron los parámetros de evaluación,
siendo los que más resaltan la investigación científica de cada docente, en la
cual se considera una pequeña falencia y una debilidad que debemos fortalecer y
no dejarnos vencer”, señala enfáticamente Francis. Sin embargo, es evidente que
la institución se ha desarrollado a pasos agigantados. Menciona algunos aspectos positivos: “la
infraestructura en estos últimos años ha mejorado de gran manera, no solamente
en una carrera, sino que se ve reflejado en toda la institución, con una
infraestructura de calidad que garantiza la seguridad de cada uno de sus
estudiantes. Además, desde mi experiencia como estudiante, puedo dar el
testimonio de que es enriquecedor formar parte de una institución que está
surgiendo y cada día mejorando en todos sus aspectos, que me han permitido
ayudar, por el bienestar de la comunidad estudiantil de mi carrera, pero así
mismo, teniendo problemas, incluso rechazos por parte de los mismos docentes, de
todas maneras es una experiencia en que se va sufriendo altos y bajos, de esta
manera se puede coger experiencia y aprender cada día en una universidad que
nos abrió las puertas, para darnos un título de Tercer nivel”, expresa Francis,
que como muchos de los que forman parte de esta universidad, quieren una
institución de calidad, que sin duda es por lo que a diario trabajan, todo
quienes hacen el Alma Mater.
El
trajinar de la vida universitaria es tan emocionante, que se puede comparar con
el recorrido de una montaña rusa, donde la adrenalina es el principal factor
que pone en alerta nuestras emociones,
en momentos el ascenso puede ser tedioso, por las tareas y
responsabilidades con las que se debe cumplir, pero sabemos que al llegar a la
cima la recompensa se encuentra allí, cuando los “profes” reconocen nuestro
esfuerzo y nos motivan a seguir, puede que el descenso de aquella montaña rusa
no sea tan gustosa para muchos, por la mezcla de sensaciones que puede
ocasionar, tal vez malas notas, un deseo de superación incomprendido por muchos
o simplemente la derrota al sentir un semestre perdido. “Nuestra recompensa se encuentra en el
esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.” (Mahatma
Gandhi) Esta frase puede resumir en gran parte la ideología con la que se
maneja la UTC, y que inculca positivamente desde la academia a sus
universitarios.
Las
historias mencionadas reflejan solo dos
de las muchas virtudes que la UTC posee, el humanismo y la diversidad, debido a
que acoge en sus aulas a miles de estudiantes de otras provincias y ciudades
del país, cada uno con diferentes expectativas y aspiraciones, pero todos con el mismo deseo de superación y el
orgullo de pertenecer a esta universidad, ya considerada la casa de todos, que
surgió de la lucha de un pueblo al que hoy sirve con tal afán que abre sus
puertas de par en par para acoger a aquellas mentes lucidas que serán el futuro
del paí.
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